¿Estamos todos de acuerdo que la conexión digital, no tiene ninguna relación con la conexión humana?
En la última década hemos visto cómo la digitalización y uso del celular, por ejemplo, se come con papitas fritas la experiencia única de la sobremesa después del almuerzo.
Para efectos de comunicación es mucho más simple hablar con la madre de uno por WhatsApp, pero no tengo dudas de que es menos efectivo bajo el concepto sensorial. Nadie puede poner en duda (supongo) que no es lo mismo leerla que escucharla.
¿Será verdad que la inteligencia artificial terminará por aniquilar la inteligencia emocional?
"¿Cómo te sabes estas calles?" Me preguntó Tami, mi pareja, una vez que íbamos en auto y un poco atrasados a un lugar determinado. "Por aquí pasé en bici un par de veces...", le respondí. Y es que para bien o para mal, no uso plataformas o apps de geolocalización para ubicarme.
Antes, por caminar y equivocarnos de calle; descubríamos comercios, murales, personas y arquitecturas. Hoy perdernos sería una estupidez teniendo todas esas herramientas.
¿Qué estamos haciendo los creativos para seguir "perdiéndonos" en la búsqueda de algo? ¿Abandonamos la nobleza de la serendipia? ¿O nos convertiremos en la resistencia que disfruta conocer cada rincón y detalle de la ciudad?
La creatividad siempre ha estado caminando de la mano con la originalidad, y ésta se define como "Que no es copia ni imitación de otros, sino fruto de la creación espontánea y se distingue por su novedad". ¿Pero cómo vamos a exponernos a la espontaneidad, si como lo mencioné, hasta para caminar ponemos Waze o Google Maps?
Fito Paez, habla de la "estandarización" de la música, en específico del Reggaeton, y que al ser así, por defecto deja de ser música.
En otra entrevista, habla de que por eso Charly Garcia y The Beattles son tan relevantes en la composición musical. Porque cuando los escuchas, siempre pasa algo, siempre hay una sorpresa.
El Jazz es un género que vive y respira de la improvisación, por eso es mundialmente reconocido como un género único en su especie.
¿Cómo vamos a preferir más el "tupa tupá" del reggaeton, más que la música clásica, que, si bien es tremendamente estructurada; tiene viajes, colores, aromas, texturas y temperaturas distintas cada 20 o 30 segundos?
Ojo, esta columna alude a la creatividad y su proceso, no es una crítica a un género musical que, por lo demás, escucho y disfruto mucho cuando suena en un contexto fiestero.
En fin, estos y otros 800 ejemplos más, son los que a veces me preocupan. Porque en nuestra industria, lo que más necesitamos son las vivencias, las experiencias personales y ajenas. Lo sensorial, la intuición, el conocimiento, la ignorancia, la habilidad de improvisar y mucho más.
Pertenecemos a un industria donde la sensación de rabia, pena, alegría e incertidumbre, son fundamentales, pero siento que cada segundo que pasa, remamos (o se nos obliga a hacerlo) para el otro lado.
Saludos.
En la última década hemos visto cómo la digitalización y uso del celular, por ejemplo, se come con papitas fritas la experiencia única de la sobremesa después del almuerzo.
Para efectos de comunicación es mucho más simple hablar con la madre de uno por WhatsApp, pero no tengo dudas de que es menos efectivo bajo el concepto sensorial. Nadie puede poner en duda (supongo) que no es lo mismo leerla que escucharla.
¿Será verdad que la inteligencia artificial terminará por aniquilar la inteligencia emocional?
"¿Cómo te sabes estas calles?" Me preguntó Tami, mi pareja, una vez que íbamos en auto y un poco atrasados a un lugar determinado. "Por aquí pasé en bici un par de veces...", le respondí. Y es que para bien o para mal, no uso plataformas o apps de geolocalización para ubicarme.
Antes, por caminar y equivocarnos de calle; descubríamos comercios, murales, personas y arquitecturas. Hoy perdernos sería una estupidez teniendo todas esas herramientas.
¿Qué estamos haciendo los creativos para seguir "perdiéndonos" en la búsqueda de algo? ¿Abandonamos la nobleza de la serendipia? ¿O nos convertiremos en la resistencia que disfruta conocer cada rincón y detalle de la ciudad?
La creatividad siempre ha estado caminando de la mano con la originalidad, y ésta se define como "Que no es copia ni imitación de otros, sino fruto de la creación espontánea y se distingue por su novedad". ¿Pero cómo vamos a exponernos a la espontaneidad, si como lo mencioné, hasta para caminar ponemos Waze o Google Maps?
Fito Paez, habla de la "estandarización" de la música, en específico del Reggaeton, y que al ser así, por defecto deja de ser música.
En otra entrevista, habla de que por eso Charly Garcia y The Beattles son tan relevantes en la composición musical. Porque cuando los escuchas, siempre pasa algo, siempre hay una sorpresa.
El Jazz es un género que vive y respira de la improvisación, por eso es mundialmente reconocido como un género único en su especie.
¿Cómo vamos a preferir más el "tupa tupá" del reggaeton, más que la música clásica, que, si bien es tremendamente estructurada; tiene viajes, colores, aromas, texturas y temperaturas distintas cada 20 o 30 segundos?
Ojo, esta columna alude a la creatividad y su proceso, no es una crítica a un género musical que, por lo demás, escucho y disfruto mucho cuando suena en un contexto fiestero.
En fin, estos y otros 800 ejemplos más, son los que a veces me preocupan. Porque en nuestra industria, lo que más necesitamos son las vivencias, las experiencias personales y ajenas. Lo sensorial, la intuición, el conocimiento, la ignorancia, la habilidad de improvisar y mucho más.
Pertenecemos a un industria donde la sensación de rabia, pena, alegría e incertidumbre, son fundamentales, pero siento que cada segundo que pasa, remamos (o se nos obliga a hacerlo) para el otro lado.
Saludos.