Aprender del miedo

Todavía me pongo nervioso cuando tengo que presentar frente a cliente u otras personas.

The new brief times
Si bien me toca continuamente hacerlo y según lo que me cuentan, lo hago bien a pesar de que los nervios previos a la presentación me persiguen como un verdadero asesino en serie.

Ahora, si no fuera por esos nervios, no me prepararía emocionalmente y técnicamente para ese momento y sólo apelaría al gentil y noble arte de improvisar.

Antes de ser el muchacho del equipo creativo que presenta frente al cliente y colegas, soy el que estudia, el aprendiz, el que no sabe nada de nada. Soy el que cuando pedalea va hablando solo, practicando el diálogo, muletillas, anécdotas e incluso chistes. Y eso lo aprendí aquí, en la práctica, en el día a día. La práctica y el conocimiento teórico, dan tranquilidad y seguridad.

Sé que con una buena idea podemos hacer o cerrar un negocio. El presupuesto se puede “muñequear” durante y post reunión. Pero si la idea es mala, mata las pasiones inmediatamente y no, no hay nada que hacer.

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Sé también que una idea bien contada, encanta y da esperanza al cliente de que por fin encontró a la agencia o al freelance que siempre buscó y necesitó.
La apuesta, el desafío, es que mi argumento y relato, sea la que defina si el cliente se queda con nosotros, me gusta esa presión. Mi relato debe hacer que el cliente piense más en lo que podría hacer con nosotros, que en lo que le “dolerá” ese fee mensual.

¿Qué estudio antes de una presentación?

Números, referencias, competencias directas, indirectas, sustitutos, tendencias, últimas variables de consumo, me entrevisto con otros creativos, con colegas, con gente que no sabe de la marca, etc. Para sentirme bien seguro de lo que diré con las gráficas de fondo, debo estar bien informado, no se me puede pasar nada. La venta creativa es intangible, no se puede tocar, sólo se puede sentir, se debe hacer sentir.

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Muchas veces decimos “Hay que defender y argumentar la pieza gráfica...”
Pero nos olvidamos de lo principal, la pieza debe ponerse los guantes y defenderse solita.

Es una mala práctica que tengo aún. Muestro la pieza y la comienzo a blindar con una muralla de adamantium. Y no, cliente debe entenderla sin mayores explicaciones. Así también estratégicamente miro su reacción, escucho atentamente su comentario, busco profundizar en lo que él o ella quiere/necesita y con eso tomamos decisiones en conjunto. ¡Nunca solo!

Para mí, la creatividad se trata de conocimiento, de interpretación, de interés por querer estar en constante movimiento de aprendizaje. Es preguntar, levantar la mano, investigar, mirar lo que hacen otros, observar, cuestionar, dudar, dejar que las cosas pasen. Si cometemos un error, la invitación es a no cuestionar aquella decisión, por el contrario, aprender de ella.

Saludos.