¿Y si tiene razón?

Soy Kotleriano, viví millones de años humanos en ese planeta y antes de entrar a la creatividad en plataformas digitales, conversé con muchos amigos y colegas pertenecientes a ese universo. Sumando, restando, dividiendo y multiplicando, llegué a dos puntos que, sí o sí, definieron mi "línea editorial" y proceso como redactor.

1.- Entender y asumir que la creatividad es familiar directo del conocimiento diverso.
2.- Prueba y Error.

Afortunadamente el punto uno me acomoda mucho, ya que soy una persona que le gustan muchas cosas. Pedalear, ir al estadio, la música, leer, escuchar podcast, ver películas, series, caminar, sacar fotos, ir al mall, las cafeterías, ir al parque con mi hija o simplemente disfrutar de un café en la casa de mis suegros. Admiro la diversidad de las cosas, los colores, figuras y formas. Hago pausas para entender lógicas, filosofías, místicas y mucho más. Todo es información gratuita y sin límite de visualizaciones.

Soy obsesivo con saber mucho de todo. Soy un gordito de hallazgos, de (según yo) buenas ideas y lucho por formar estudiantes pensante como los de antes, esos que no dependían de un celular o un motor de búsqueda para saber cómo se escribe una palabra. El conocimiento nos potencia como persona diseñadas para dialogar y crear.

El punto dos (Prueba y error) es más complejo, porque la emoción y el ego, también están ahí. Hay que aprender a convivir con la frustración del error en un proyecto independiente de su escala, de perder clientes y no ganar las licitaciones que querías.

En mis 38 años de vida, he tenido derrotas bíblicas y en todos los campos posibles. Pero en muchas de ellas, aprendí valiosas lecciones para no volver a caer.
Aprendí, por ejemplo, el real valor que tiene contar con gente que te siga “bancando" a pesar de ello, son oxígeno puro.

En publicidad y en general en las industrias creativas, el error es algo común y corriente, pero no está integrado en nuestro ADN de profesionales.

La vida para mí, está compuesta de experiencias, buenas, malas, de momentos, personas, también de contextos. Y la única forma de ser mejor mañana, es aprendiendo de lo que hicimos mal ayer y hoy.
El error corre por nuestra sangre, no tiene nada de malo, sólo debemos tener capacidad para asumirla responsablemente, dar vuelta la página y seguir intentando hasta que el resultado sea óptimo.

La idea creativa es incierta e intangible, te puede gustar mucho lo que hiciste y cómo lo visualizas. Pero también debes considerar que existe una alta posibilidad de rebotar y escuchar los hermosos “no sirve” o “no me gusta”.

La invitación de esta pequeña columna y el desafío que planteo, es a que no te quedes sólo con esto, la “derrota” como algo cruel de la vida, no es así. Vívela, sobre todo cuando pudiste rescatar un conocimiento que no tenías antes. Te invito a exigir más a esa persona que te regaló un “no”. Pídele por favor que te de una clase maestra del porque no le gusta tu idea. Tómale mucha atención porque ¿sabes? Quizás tenga mucha razón.

¡Saludos!

Nicolás Landauro Constanzo.