A veces siento que muchos hemos sido ingratos con la creatividad.
A medida que avanzo en la vida, le doy más importancia al concepto de "sentir conexión" con lo que hago. Se trata de respeto y cariño por ese “algo” que día a día me acompaña y hace vibrar. La creatividad y más en específico, la redacción de contenidos.
Este es un relato corto que habla sobre el miedo que me genera (dada la velocidad y cambios constantes que exige la industria) que nos convirtamos en una comunidad de creativos reactivos, pálida, sin propuestas, de poca calidad y que las bondades del concepto imaginación, quedé relacionada sólo a los niños.
En lo personal, trato de cuidar sagradamente "mi obra" y lo que ésta heredará. Lo hago porque es el reflejo de un montón de cosas, sentimientos y emociones sobre todo.
Éstas tocan y alteran fuertemente mi desempeño en cualquier proyecto. Mi proceso creativo varía mucho según mi estado de ánimo, mi inspiración y aterrizaje a la redacción puede ser más ágil o lento dependiendo cómo se encuentre el alma y el corazón. De seguro a muchos de ustedes les pasa.
Hoy, y en un formato más digital tengo un Dropbox lleno de referencias, formatos, ideas, links, artistas gráficos, etc. Pero siempre estoy mirando cosas.
Miro la primera idea que anoté en Noviembre del 2016 cuando llegué a una de las primeras agencias que me abrió la puerta y la comparo con los apuntes de hoyy sí, es una fotografía de un crecimiento (afortunadamente) profesional/emocional que he podido desarrollar gracias a los grandes profesionales que me han rodeado. Me gusta eso de que, un creativo, independiente del sector cual trabaje, sea un romántico con sus ideas.
Por eso a veces me asusta nos convirtamos en una sociedad creativa que sólo replique una y otra vez lo que vemos en Tiktok.
Para qué hablar de la sobresaturación que genera ver rostros que, por x motivo, se convirtieron en "íconos pop" dentro de las distintas comunidades que se toman las redes sociales.
Ben Brereton por ejemplo, de ser un completo desconocido deportista de la segunda división de fútbol en Inglaterra, pasó a estar en una feroz pauta de medios luciendo un pijama o tomando una de las bebidas negras más populares del mundo.
O el mismísimo Chayanne que, de ser el meme y sticker de whatsapp top, a ser el rostro principal de navidad del retail verde. Para qué hablar de Pedro Pascal.
La originalidad es nuestro sello, ¡no podemos perder la lucha!
Creativos de corazón desgarrado y lleno de espinas; les pido que no dejemos de pintar, de escribir, de observar y escuchar. No dejemos de ver como caen las hojas en otoño y en qué posición llega al suelo, no dejemos de ver como brilla el sol en invierno, no dejemos de tocar guitarra o batería imaginaria en el metro, de inventar inglés cada vez que suena un buen tema en ese concierto que nos endeudó por al menos 12 meses. No dejemos de crear sueños, de leer, de ser utópicos incluso, pero por sobre todo, de ser románticos con lo que estamos haciendo. Usemos rostros, porque esto se hace desde que tengo uso de razón, pero usémoslo bien y de manera distinta.
Que nadie ensucie lo que realmente queremos hacer, creer y amar. Y con ese "nadie" también me refiero a nosotros mismos.
No seamos tan ingratos con la creatividad. ¡Nuestra creatividad!
“La ingratitud es hija de la soberbia”. Don Quijote - Miguel de Cervantes.
Gilles Lipovetsky, (filósofo francés) advierte que, "el papel de los intelectuales (pensantes), es hacer evolucionar la realidad para ganar la batalla de la calidad en la creatividad..."No perdamos la oportunidad de regalarle originalidad, calidad y amor a nuestra querida creatividad, porque en el fondo, es ella la que definirá nuestra sonrisa o amargura.
¡Saludos!
Nicolás Landauro Constanzo.